Un emprendedor no es fracasado por fallar en su primer negocio

Entrevista con Javier Fernández Aguado, doctor en Ciencias Empresariales.

Hace unos años casi todo el mundo quería ser yuppie, banquero o broker. Las modas cambian, y ahora lo que más pega es ser emprendedor.

Este término corre de boca en boca como si fuera la panacea que le hace a uno rico de la noche a la mañana. Nada más lejos de la realidad. Como afirma Javier Fernández en su consejo número mil, "ilusión y trabajo son dos elementos esenciales de cualquier proyecto empresarial. El tercero, la suerte, no depende de uno mismo". Así pues, que nadie se duerma en los laureles y piense que la clave radica en crear una compañía y que ésta comience a rodar por sí sola.

Si te corre el gusanillo empresarial, debes formarte para evitar sobresaltos que echen tu negocio a perder.

– Existe una idea predeterminada que relaciona a los emprendedores con gente joven. ¿Este tópico se ajusta a la realidad?

No siempre. El mito de joven emprendedor tiene parte de invención y parte de verdad. Es verdad que la gente de menos edad posee más audacia y se lanza a ciegas sin dificultad, pero también hay personas mayores que, en un momento determinado, bien por necesidad o por vocación, cons­tituyen su propia empresa. Es cierto, sin embargo que la mayoría es gente joven que acaba de terminar la carrera o un master.

–  ¿ Cabe pensar que al ser gente joven es más inexperta y, por tanto, con mayor riesgo de fallo?

Sin ninguna duda. Por eso es recomendable transmitirles modelos con el fin de que no cometan los errores más típicos. En Europa y Japón la vida media de una empresa no llega a los 12 años y medio. El 85% de los negocios que se ponen en marcha muere antes de cumplir siete años. Se trata de un índice de mortalidad impresionante.

–  Las cifras que acaba de aportar desaniman a la formación de cualquier negocio.

Es que la mayoría de las veces el éxito depende de la formación. Cuanta más se posea, más riesgos se evitan. Es recomendable trabajar por cuenta ajena una temporada para comprobar cómo funciona la maquinaria interna de una empresa.

– ¿Cómo será el emprendedor del siglo XXI?

Depende de los países, pero hay características comunes. Se tratará de gente audaz, a quien no le gusta trabajar al dictado de otras personas, que desee desarrollar su propio proyecto empresarial y que quiera crear sus propias alternativas de vida. Poseerá ambición y no estará dispuesta a aceptar el sueldo que le proporciona una empresa. Su máxima aspiración será la independencia, poner en práctica al día siguiente lo que se sueña la noche anterior. Por otro lado, el emprendedor del siglo XXI necesitará más formación.

–  ¿Qué aciertos y errores poseen los emprendedores?

Entre lo primero destacan la capacidad de acción y de asumir riesgos, así como la flexibilidad ante los cambios. Los defectos son la ingenuidad y pensar que todo consiste en llegar, ver y enriquecerse. Formar una empresa implica trabajar para que la idea que alienta el negocio funcione casi por sí misma.

–  Parece que sólo son emprendedores los que disponen de una idea novedosa. ¿Puede serlo un frutero?

Por supuesto, porque hay muchas formas de montar una empresa tradicional. Lo relevante de un negocio no es éste en sí mismo, sino la forma de diseñarlo. ¿Qué vende McDonald's? Pan, lechuga, tomate y carne, lo que comercializan la mayoría de los bares del mundo. Pero ha diseñado una cultura comercial en la que predomina una forma diferente de hacer las cosas, de elaborar los productos, de marketing... Lo importante no es el fondo del negocio sino, sobre todo la forma.

–  ¿Qué nichos de mercado son los que tienen más proyección para el emprendedor actual?

Todos los sectores vinculados a Internet, informática, telecomunicaciones, ocio y fisioterapia, ya que la sociedad aspira a una mayor calidad de vida.

– ¿Cuál es la psicología de un emprendedor?

Debe tener amor al riesgo, capacidad de adaptación y no reafirmarse en sus decisiones de forma constante. La cualidad psicológica esencial es la capacidad para gestionar tensión. La responsabilidad que lleva encima no la posee ningún otro puesto de trabajo. Esta idea hay que matizarla, ya que cualquier emprendedor también tiene jefes: uno mismo, su propia familia y los clientes. Sobre todo estos últimos, que son los que más mandan. Ser emprendedor es una aventura apasionante que sólo la pueden realizar las personas capacitadas.

Preguntas:

1. ¿Qué factores contribuyen al éxito de un negocio?

2. ¿Qué caracteriza a los jóvenes emprendedores?

3. ¿Por qué fracasan las empresas en sus primeros años?

4. ¿Quién representa a la nueva generación de empresarios?

5. ¿Cuáles son los segmentos de mayor crecimiento para el emprendedor actual?

Ejercicio 23. Lee el texto, contesta a las preguntas y expresa tu opinión.

¿QUÉ SON LOS NEGOCIOS DIGITALES?

Desde que apareció Internet a nuestras vidas, todo ha cambiado. Ahora somos seres tecnológicos, hiperconectados y cien por ciento digitales. La Internet cambió el mundo, cambió nuestra forma de relacionarnos con los demás, nuestra forma de comunicarnos y, por supuesto, nuestra forma de hacer negocios. Estamos en la era de los negocios digitales.

Hace algunos años, un negocio no era nada del otro mundo, simplemente, era un espacio determinado donde podíamos encontrar un producto o un servicio que nos ayudara a cubrir alguna necesidad. También podíamos considerar un negocio como un sistema o un método que nos ayudara a obtener dinero a cambio de ofrecer algo.

Pero desde que apareció la Internet, esta definición se ha quedado corta. Ahora no solo hay que ofrecer algo a cambio, sino que hay que aportar valor a la vida de las personas, no hay que satisfacer necesidades sino ayudar a nuestro público a vivir mejor.

¿Qué son los negocios digitales?

Puedes llamarlo digital, online, en la nube, o como quieras, pero un negocio de este tipo es el desarrollo de una actividad o un servicio a través de canales y plataformas digitales.

La principal diferencia con un negocio tradicional y la más importante, es que al no tener un espacio físico determinado, le permite a sus dueños mayor libertad y no requiere una gran inversión en infraestructura. Además, al no tener un local o una tienda, estos sistemas están orientados a ofrecerles a los usuarios una experiencia cien por ciento virtual.

Gracias al desarrollo de plataformas digitales y a la evolución tecnológica, tener un negocio es cada día más fácil y ofrece mayores recompensas. Pero no todos los negocios digitales son iguales. Teniendo en cuenta el modelo y el sistema que utilizan, podemos clasificar los negocios digitales en cuatro tipos: de contenido, e-commerce, marketplaces, canales de publicidad.